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Contexto Nacional

1997 al cerrar el informe sobre la situación de derechos humanos en Nicaragua, señalamos los pasos erráticos y las actitudes y comportamientos preocupantes del primer año de gestión gubernamental del Presidente Arnoldo Alemán y afirmamos que teníamos por delante un futuro incierto.

Lamentablemente, las tendencias identificadas entonces se han mantenido y agudizado y han aparecido nuevos elementos de tensión. El año 1998 termina con una compleja situación en la que un amplio sector de la Nicaragua rural- que ya vivía excluido y en muy difíciles condiciones está devastado y una millonaria ayuda internacional llega al país para ser administrada por un gobierno con funcionarios que habían dado ya claras señales de corrupción y de falta de transparencia. El futuro aparece así cargado de mayor incertidumbre.

En 1998 la realidad económica, política y social del país estuvo marcada por una serie de hechos negativos.

La tendencia autocrática del Presidente de la República, la arbitrariedad y excesiva discrecionalidad de sus actuaciones continuó evidenciando su propósito de debilitar a las instituciones del Estado que pudieran obstaculizar su objetivo de consolidar un proyecto neosomocista que ya no logra ocultar ni con retórica y acciones populistas ni con la continua invocación a un inexistente Estado de Derecho. La realidad es que Nicaragua está siendo manejada como una casa particular que tiene al frente a un dueño caprichoso que todo lo decide cuando quiere y como quiere. Son incontables los hechos que reflejan las inconsistencias, contradicciones y maniobras en que se desenvuelve la actividad política gubernamental, lo que ha resquebrajado la institucionalidad y ha debilitado la democracia.

Un gran número de esos hechos se han producido en el seno de la Asamblea Nacional convertida por el Presidente en instrumento de sus proyectos y en ocasiones escenario de situaciones contradictorias. El 10 de Enero de 1998, los 36 diputados del FSLN escenificaron una protesta sin precedentes cuando el Presidente leía ante los legisladores su informe anual gritándole «dictador' y «mentiroso». No lograron impedir la ilegal integración de la Junta Directiva de la Asamblea, en la que el Presidente con cuatro de los siete miembros que la integran, se aseguró el control del Legislativo. En aquella ocasión los sandinistas abandonaron la Asamblea hasta el 18 de febrero, después de negociaciones que les permitieron obtener alguna representación en las Comisiones y la tercera Vicepresidencia de la Junta Directiva. A pesar de ésto, su incidencia en el legislativo fue muy limitada. Una serie de iniciativas de ley de contenido social, ni se discutieron ni se pusieron en la agen da parlamentaria, que se elaboró en el despacho presidencial.

En Junio el diputado liberal Eliseo Núñez nombrado por el Presidente como jefe de la bancada oficial para trazar la línea de acción de los liberales en la Asamblea, tomó distancia de las órdenes verticales del Ejecutivo. A pesar de que nunca quedaron claros sus propósitos por provenir de quien se había caracterizado como el personaje mas confrontativo de la bancada liberal, la ruptura se dió y la unitaria «aplanadora liberal» se dividió, organizando el diputado Núñez posteriormente lo que llamó Bancada por la Dignidad y el Cambio, declarando que estaba «hastiado del verticalismo absoluto del Presidente, que les impide legislar en favor del pueb lo.» Du rante este período se produjo una paralización to tal de la Asamblea, que desde abril se debatía en una crisis creciente caracterizada por la inactividad, a veces por falta de quourum, a veces por falta de la «línea» presidencial. Esta situación generó un gran desprestigio de este poder del Estado y la convicción de su ineficacia en la opinión pública.

En mayo, en un intento por superar, la crisis, se celebraron acuerdos entre la
Junta Directiva controlada por los liberales y las cuatro bancadas de los otros partidos, con el intento no logrado de desarrollar una agen da legislativa propia. En la realidad estos acuerdos solo sirvieron para que el Legislativo aprobara en un tiempo récord una serie de leyes que urgían al Ejecutivo por su estrecha vinculación a los compromisos adquiridos al firmar con el FMI el Plan de Ajuste Estructural. El año concluyó quedando pendiente la llamada «agen da social», en una Asamblea dominada por una oficialista «aplanadora liberal» reforzada con ocasionales aliados y una oposición sandinista cuasi anulada.

El estilo autocrático del Presidente Alemán y la naturaleza antidemocrática de su proyecto político no sólo se observa en el manejo que ha hecho de la Asamblea Nacional, debilitándola y anulando su independencia. Existen otras evidencias graves en el Poder Ejecutivo. Un ejemplo, la aprobación sin mayores dificultades ni discusion, de la Ley de organización, competencia y procedimientos del Poder Ejecutivo, que entró en vigencia en el mes de septiembre y contradice el espíritu y propósitos que inspiraron las reformas constitucionales de 1995 y que contiene disposiciones inconstitucionales. Más alla de su análisis le gal la ley sustenta la organización de un Poder Ejecutivo diseñado para centralizar las funciones claves en la la Presidencia de la República y por consiguiente concentrando así el poder en una sola per so na y sus más directos allegados.

Dentro de esta lógica, no es casual que el Presidente de la República haya venido organizando una burocracia gubernamental donde las lealtades políticas se han privilegiado por sobre la capacidad técnica y profesional de los funcionarios. Esta incondicionalidad política se siente incluso en algunos fallos o sentencias de la Corte Suprema de Justicia, poder del Estado hasta donde ha llegado la influencia presidencial.

No es casual tampoco que el Presidente de la República haya dedicado tantas energías personales a instrumentalizar a la Asamblea Nacional y a la Procuraduría General de Justicia para que afecten la institucionalidad de la Contraloria General de la República, como detallaremos en este informe. Jun to con la falta de voluntad política para elegir a un Procurador de Derechos Humanos y junto a los roces con la Superintendencia de Bancos, la «guerra» Ejecutivo vs. Contraloría evidencia la falta de interés del Ejecutivo en que funcionen mecanismos e instancias de control de la gestión gubernamental. Al respecto, los Obispos de la iglesia Católica en el mes de Septiembre en un Mensaje expresaron: «Grave es el riesgo que corre la democracia con la corrupción en la vida pública, con los gastos superfluos de quienes tienen muchas riquezas o ejercen el poder público, con la falta de sentimiento ético en los campos de la justicia, de la política, de la economía, de la cultura. El vicio de la corrupción socava el desarrollo social, económico y político de cualquier pueblo. Los gobernantes deben responder con justicia a la misión que han recibido de la sociedad... Se hace necesario que las autoridades tengan real voluntad de erradicar totalmente la corrupción. Y al hablar de autoridad, nos referimos a toda autoridad, sea esta de elección popular, sea militar o policial, sea judicial o ministerial de cualquier clase... debemos estar muy vigilantes los nicaragüenses para que nuestros recursos, siempre limitados, destinados al bien público no sirvan a otros intereses de carácter privado, partidario o trasnacional".

Las actitudes autoritarias del presidente se incrementaron a lo largo de 1998 sin que la principal fuerza política de oposición reaccionara adecuadamente.

Más bien, a todas las tendencias y manifestaciones antidemocráticas le ha allanado el camino a una oposición política totalmente debilitada, dispuesta a recobrar espacios de poder perdidos y mantener los que conserva desde 1990 mediante el procedimiento de pacto político, eufemísticamente llamado «acuerdo nacional'.

Tratando de defender no los intereses políticos del pueblo sino los intereses econó micos de un grupo de nuevos empresarios sandinistas, la Dirigencia del FSLN parece haber perdido el rumbo de un correcto proyecto de oposición al neosomocismo que avanza.

Consideramos que no puede llamarse «acuerdo nacional» a un entendimiento entre dos fuerzas políticas que, aunque son mayoritarias, electoralmente se han propuesto consolidar el bipartidismo, al pre tend er excluir a una parte de la población que se siente representada en otros partidos o que no se identifica ni con los liberales ni con el FSLN. El pluralismo político, es un principio de la democracia respaldado por la Constitución Politica.

El llamado «acuerdo nacional» se está gestando de espaldas a la opinión pública, en tre dos liderazgos desgastados, que parecen necesitarse mutuamente para fortalecer sus debilidades: el del Presidente Alemán constantemente señalado por actos de corrupción y actitudes y comportamientos sectarios, agravados por el «narcoescándalo» en que su gobierno se vió involucrado en abril, con la aparición de cocaína en un jet robado que el Presidente utilizó varias veces en sus viajes; y aunque la maquinaria gubernamental logró encubrir con algún éxito la verdad sobre éste hecho, el Presidente no logró limpiar de dudas su imagen ante la opinión pública y la sombra de este hecho contará siempre al evaluar su gestión.

A su vez el Secretario General del FSLN, que en vísperas de un congreso
cru cial para el futuro de su partido, que se debatía en tre los esfuerzos desplegados por los que quieren mantener el inmovilismo y quienes buscan impulsar la democratización, se vió sacudido por la acusación de abuso sexual que le hiciera su hijastra Zoilamérica Narváez Murillo quien hace un cuestionamiento ético profundo.

El CENIDH en la persona de su presidenta y en declaraciones públicas, valoró la denuncia de Zoilamérica como un caso de derechos humanos que debe investigarse con seriedad, objetividad y firmeza, contradiciendo así a quienes desde dentro y fuera del parti do sandinista consideraron la denuncia como un asunto fa mil iar de orden privado, ignorando los avances de la normativa internacional sobre los derechos humanos de las mujeres.

En este caso, las estructuras del FSLN cerraron filas alrededor del Secretario General, y ni siquiera las Mujeres de la Asamblea Sandinista quisieron escuchar a la militante del FSLN Zoilamérica Narváez a pesar de haberlo solicitado expresamente mediante carta entregada por Vilma Nuñez de Escorcia miembro de dicha Asamblea.

Junto con las voces de muchas mujeres nicaraguenses y específicamente de la Red de Mujeres contra la Violencia, otros señalamientos vinieron de fuera, La Red de solidaridad con el FSLN mas grande en Estados Unidos, la Nicaragua Network, en carta dirigida a la Dirección Nacional afirmó: « Hay muchas personas que creen que la sobrevivencia del FSLN depende de la voluntad de la dirigencia del parti do de actuar de una manera ética y responsable en este caso. Nosotros sentimos también que la sobrevivencia de nuestra solidaridad política depende de eso. Si la dirigencia decidiera ignorar la acusación de Zoilamérica sería difícil continuar proyectando al Frente Sandinista, tanto en este país como en otras partes del mundo, como un modelo para la izquierda, y sería deshonesto continuar hablando del FSLN como lider de la lucha por el empoderamiento de las mujeres....»

1998 fue un año ético-político plagado de señales de un entendimiento entre los dirigentes de dos fuerzas políticas, que de concretarse el pacto, consolidarán un sistema corrupto de corte dictatorial y hará más lejanas las aspiraciones democráticas de miles de nicaragüenses.

Este desalentador escenario político, sirve de marco al desarrollo de una política económica que se basa en los acuerdos firmados en marzo de 1988 con el Fondo Monetario Internacional y que durante tres años afectará los indicadores económicos de la economía familiar de la mayoría de los nicaragüenses a quienes se les presenta dicho plan como la única posibilidad de aliviar la carga de la deuda externa nacional.

El CENIDH reitera que el modelo económico neoliberal y las políticas de ajuste son excluyentes, profundizan las diferencias entre unos pocos ricos y una mayoria cada vez más empobrecida por lo que violan derechos humanos de mujeres, niñas, hombres y niños. El Presidente Alemán que comenzó «proclamándose nacionalista» es hoy un cerrado defensor de una economía cada vez más desnacionalizada y acorde con los intereses de instituciones internacionales y empresas trasnacionales.

El divorcio que hoy existe en Nic a ra gua entre el proclamado crecimiento económico y recortados programas sociales, está llevando a Nic a ra gua a un abismo de miseria y descomposición social sin precedentes. Los datos proporcionados por la Polícía Nacional son dramáticos. Al 30 de noviembre se reportan 60.488 delitos, en los que resultaron involucrados un número considerable de jovenes en tre 13 y 17 años. El 39% de los detenidos son desempleados. En la exclusión la falta de oportunidades y el desempleo están las causas del incremento de la delincuencia que entre otros efectos ha llevado a la muerte a 10 policías en el ejercicio de sus funciones.

Nicaragua vive un empobrecimiento creciente. Según los informes del PNUD, ocupa el puesto más bajo en Centroamérica y el penúltimo en toda América Latina, con el 80% de su población viviendo en la pobreza y un 44% de ese porcentaje en la indigencia. Hay crisis alimentaria, el 68% de la población padece deficiencia nutricional, con repercuciones evidentes en porcentajes de niños con bajo peso al nacer y problemas de crecimiento, lo que compromete el futuro de las nuevas ganeraciones.

El disfrute del derecho a la salud, a la educación, al trabajo, a la vivienda, parecen ideales inalcanzables. A pesar de la insuficiencia de las estadisticas, analizamos estos aspectos en este informe anual. Quizás la equivocada opción del suicidio sea una forma de expresar la desesperanza de tantos nicaragüenses a los que hoy se les viola el derecho a una vida digna. En 1997 la Policía Nacional reportó 277 suicidios. En 1998 el número aumentó. Crece el número de niños y niñas suicidas y se estima que en 1998 cada 28 horas se suicidó un o una nicaragüense.

Una tragedia de la naturaleza totalmente inesperada y potenciada en sus efectos negativos por la desvastación ecológica, el Huracán Mitch ha traído un nuevo ingrediente a una dura realidad, unos valoran que el huracán agrava irreversiblemente de una situación ya desastrosa, otros valoran con optimismo, por la desbordante solidaridad internacional, un factor de cambio. Pero, no se trata de expresar deseos, sino disponernos con decisión y energía a propiciar ese cambio.

Sin renunciar al realismo que no nos permite ver sin incertidumbres el horizonte, en 1999 continuaremos trabajando por un cambio que garantice el respeto de todos los derechos humanos de todos y todas las nicaragüenses. Hacerlo con determinación, firmeza y esperanza será también una for ma de apostar con optimismo al futuro.